Encuentro sobre prevención del suicidio reunió a más de 200 jóvenes en Ituzaingó
Más de 200 estudiantes de la localidad de Ituzaingó participaron activamente en un encuentro fundamental sobre la prevención del suicidio, fruto de la colaboración entre el programa “Justicia y Sociedad Civil” del Poder Judicial de Corrientes y la Escuela Integral Artística I-33. El evento, que tuvo lugar el pasado 24 de septiembre de 09:00 a 12:00 hs, se centró en un mensaje claro y poderoso: la vida de cada persona importa y la prevención es una tarea de todos.
Una de las claves de la jornada fue su dinámica innovadora y participativa. A través de sus teléfonos celulares, los estudiantes fueron invitados a votar si una serie de frases sobre la salud socioemocional y el suicidio eran verdaderas o falsas. Esta metodología permitió no solo el intercambio de ideas con el compañero de al lado, sino también la participación simultánea de los más de 200 jóvenes presentes. Luego de cada afirmación, los capacitadores reafirmaban las respuestas correctas, aportando fundamentos científicos expuestos en un lenguaje claro y accesible para todos.
El propósito del encuentro fue “construir puentes y desmontar mitos”, creando un espacio seguro para hablar sobre salud socioemocional sin miedo. Se recordó que el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, conmemorado el 10 de septiembre, es una invitación a informarse y actuar juntos para acompañar a quienes atraviesan momentos de vulnerabilidad.
Para que el mensaje no quedara solo en palabras, se compartió la historia de “Martina”, una estudiante que atravesaba un momento de profundo estrés y soledad. La narración se convirtió en el corazón del evento, mostrando cómo la observación atenta de sus compañeros, que notaron que “su risa se había apagado”, marcó un punto de inflexión. En lugar de juzgar, estos jóvenes decidieron hablar con una preceptora, activando una red de contención.
La historia de Martina ilustró de manera conmovedora que, con el apoyo de profesionales, la familia y la comunidad educativa, pudo poner en palabras su sufrimiento y encontrar las herramientas para salir adelante. Su proceso de recuperación destacó tres lecciones fundamentales:
Pedir ayuda es un acto de enorme valentía y funciona
Mirar al otro con empatía y actuar en equipo puede, literalmente, salvar vidas.
Con apoyo profesional y comunitario, es posible recuperar la fuerza y volver a soñar con el futuro.
Se enfatizó el rol de la escuela no solo como un lugar de aprendizaje académico, sino como un espacio para “encontrarnos, escucharnos y sostenernos”. Asimismo, se subrayó la importancia de una red de protección real tejida entre la escuela, los servicios de salud y la justicia, que trabaja para proteger los derechos de todos.
El encuentro concluyó con un llamado a la acción para el día a día: escuchar sin minimizar, acompañar a quien se aísla y entender que hablar con alguien de confianza es un acto de fuerza, no de debilidad.
El mensaje final resonó con fuerza en el auditorio: la prevención la hacemos entre todos. La jornada cerró con una invitación a poner de moda una frase simple pero transformadora:
“Hola… ¿en qué te puedo ayudar?” , sellando un compromiso comunitario para que nadie, nunca más, tenga que sufrir en soledad.